Los estudios de suelos permiten determinar la capacidad portante, la deformabilidad, la permeabilidad, la estabilidad y el comportamiento sísmico del suelo, entre otros aspectos.

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Los ensayos in situ consisten en realizar pruebas directamente en el terreno, mediante equipos especiales que penetran o perforan el suelo y registran parámetros como la resistencia, la presión o la densidad.

 

Algunos de los ensayos in situ más usados son el SPT (Standard Penetration Test) y el CPT (Cone Penetration Test), que miden la resistencia a la penetración del suelo por medio de un golpeador o un cono, respectivamente.

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Los ensayos de laboratorio se realizan sobre muestras de suelo extraídas del terreno, mediante técnicas que analizan su composición, textura, humedad, peso específico, límites de Atterberg, granulometría, compresibilidad, consolidación, corte directo, triaxial, etc.

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Los resultados de los estudios de suelos son indispensables para el diseño y la ejecución de las obras civiles, ya que permiten elegir la cimentación adecuada, calcular las cargas admisibles, prevenir los asentamientos diferenciales, evaluar los riesgos geotécnicos, optimizar los recursos y garantizar la seguridad y la durabilidad de las estructuras.