El reforzamiento de cimentaciones preexistentes es una solución efectiva para mejorar la capacidad de carga y la estabilidad de casas, edificios, galpones y otras estructuras que se han visto afectadas por el paso del tiempo, el deterioro de los materiales, las variaciones del nivel freático, los movimientos sísmicos o los cambios en el uso de la construcción.

 

El reforzamiento consiste en introducir elementos adicionales que se conectan con la cimentación original y que transfieren parte o toda la carga a estratos más profundos y resistentes del suelo.

 

Una de las tecnologías más innovadoras y versátiles para el reforzamiento de cimentaciones preexistentes es el uso de pilotes hélice, también conocidos como screw piles. Estos son perfiles metálicos con una o más hélices soldadas en la punta, que se atornillan al suelo mediante una máquina rotativa. Los pilotes hélice se pueden instalar en cualquier ángulo, desde vertical hasta horizontal, y se adaptan a diferentes tipos de terreno, desde suelos blandos hasta roca fracturada. Además, los pilotes hélice tienen la ventaja de ser rápidos y fáciles de colocar, sin generar vibraciones ni escombros, lo que minimiza el impacto ambiental y las molestias a los usuarios de la estructura.

 

Otras tecnologías que se utilizan para el reforzamiento de cimentaciones preexistentes son las micropilotes, que consisten en tubos de acero rellenos de hormigón armado que se introducen en el suelo mediante perforación; las inyecciones de consolidación, que consisten en inyectar un material aglutinante en el suelo para aumentar su cohesión y resistencia; y las losas de cimentación, que consisten en construir una losa de hormigón armado sobre la cimentación existente para distribuir mejor las cargas y evitar los asentamientos diferenciales.

 

Cada una de estas tecnologías tiene sus propias ventajas y limitaciones, por lo que se debe realizar un estudio previo del caso para elegir la más adecuada.